INICIO
Hace varios años, impartiendo un curso de Actuación en Argentina, dos alumnos estaban haciendo una improvisación. De pronto, uno de ellos le dio una bofetada en la cara al otro. De inmediato se quedó paralizado. “¿Qué pasa?” pregunté yo. El alumno “Es que le di una bofetada”. Yo: “Si, ya lo he visto, y qué? “Es que yo nunca en mi vida he dado una bofetada a nadie”, me respondió.
EXPLICACIÓN
Yo le dije: “Por un lado ya sabes que si hay algo que no está permitido en las clases es la violencia física. Por otra parte, esto que ha sucedido hoy es muy importante. No es que yo piense que a partir de ahora debas emprenderla a bofetadas con todo el mundo, pero esto que has hecho hoy podría ser vital para tu progreso. El espacio de ficción del teatro no debe ser una copia de la realidad. En ella hay cosas que no nos animamos a hacer como dar una bofetada o una caricia a alguien. Pero la clase es un ámbito de ficción en el que debemos intentar hacer aquellas cosas que no podemos hacer en la realidad. Lo que has hecho hoy se instalará como una memoria y algo en ti sabe que si lo has hecho podrás volver a hacerlo. Estas memorias son una parte del crecimiento del actor. Probar nuevas actitudes, llevar adelante gestos inusuales son los motores de este cambio. Y los cambios son el engranaje del crecimiento”.
CONCLUSIÓN
No sé qué habrá sido de este actor, esto sucedió hace muchos años pero posiblemente -eso espero- la idea central de que el ámbito teatral es un ámbito de ficción en el que debemos probar aquellas cosas que no podemos hacer en la vida real, sí espero que haya calado. Había varios alumnos en clase, si en uno de ellos esta idea pudo ser comprendida, esa persona avanzará.
