RECORDANDO A PETER BROOK
Peter Brook no sólo fue un gran artista y un enorme maestro de teatro. En su relación con colegas también supo iluminar el camino.
Esto le escribía a un tal M. Howe.
«Me pregunta usted como se convierte uno en director de escena.Los directores de escena se nombran ellos mismos. Un director desempleado es una paradoja, así como un pintor desempleado.
Uno se convierte en director de teatro llamándose a sí mismo director y después persuadiendo a los demás de que eso es cierto. Por lo tanto, en cierta forma, encontrar trabajo es un problema que hay que resolver con la misma habilidad y los mismos medios que los que uno necesita en un ensayo.
Yo no conozco otra manera si no es la de convencer a la gente de trabajar con uno y de ponerse a ello -incluso sin estar pagado- y presentar ese trabajo ante cualquier público, en un sótano, en la parte de atrás de un café, en el pabellón de un hospital, en una prisión. La energía puesta en juego es más importante que cualquier otra cosa.
Que nada le impida, por lo tanto, lanzarse, incluso en condiciones ínfimas, en lugar de perder su tiempo buscando las mejores condiciones que tal vez no encuentre nunca. Finalmente, el trabajo llama al trabajo.
Sinceramente suyo